sábado, 13 de febrero de 2010

Para exagerado, San Román


Carpintería, cerrajería... y centro cultural. En el taller de Martínez hemos escuchado muchos de los relatos de este blog. En la foto, dos de los maestros en el tema: don Andrés, y Miguel Ángel (el Piche) Martínez.


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En el Congreso Nacional de Exagerados, este San Román podría haber competido con el Pólvora Curtis y con quien raye.

Ferroviario el hombre, estaba destinado en el apeadero del kilómetro 834. Allí en la soledad elaboraba sus argumentos, y cuando venía a la Villa asombraba a los compañeros de la Estación con los relatos. El ritual del bolazo se iniciaba con la frase de rigor: “Y sin exagerar les digo”…

Esta vez se trataba de un lorito que San Román había sabido tener. Muy inteligente, el animalito, y conversador también. Había estado casi un año compartiendo la vida recoleta de su dueño en el apeadero. Pero cierta vez pasó una bandada de loros alborotando el cielo, el lorito sintió el llamado de la especie, y se fue con sus congéneres.

“Y no va que a los meses, yo estaba trabajando afuera, y pasa una bandada de loros. De repente, veo que uno se abre, y baja planeando a toda velocidad, casi me toca, y grita:

- ¡Chau, Manuel!

No, si era inteligente, ese lorito.”

(Relatado por don Andrés Martínez).

1 comentario:

Néstor dijo...

Genial ese cuento jajaja siempre lo conto el viejo y me hacía mucha gracia.