domingo, 6 de septiembre de 2009

El Moto lucha contra un íncubo

Antiguo íncubo, de los tiempos anteriores al cine de terror.

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Ahora joroban mucho con las películas de exorcistas, poseídos, poseídas y similares. Pero episodio peludo fue el que tuvo que afrontar el Moto (Timoteo) Duarte, en su lucha casi frontal, nada menos que contra un íncubo, o algo así.

Porque los demonios cachondos se subdividen entre íncubos y súcubos. Estos últimos se presentan en los sueños nocturnos para hacer las veces de mujer, y producir el consiguiente deleite de quien está soñando. En cambio, los íncubos hacen las veces de varón.

La esposa del Moto se sinceró con él. “Cada vez que vos te vas de casa, aparece un tipo grandote. Sin decir palabra, me agarra, me lleva a la cama y” … y se abusa, dijo ella en otras palabras. “Después se va nomás. Pero me amenaza, y como es grandote me da miedo.”

“Dejámelo nomás a mí” dijo el Moto. Y al otro día, a la hora de salir rumbo a sus tareas habituales, se escondió bajo la cama.

Apareció el sujeto, y de prepo nomás hizo lo habitual. Resultó tener un corpachón destacado. El Moto permaneció mudo bajo la cama.

Cuando se fue el presunto íncubo, el marido salió de la sombra del lecho.

- Y al final, ¿qué pasó con vos? No hiciste nada... – le recriminó la mujer.
- Je… ahora no se dio cuenta el tipo, pero ya va a ver… ¡Le escupí todas las alpargatas!


Relatado por Andrés Martínez

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