sábado, 13 de febrero de 2010

El Pólvora Curtis y una cueva rendidora



En el taller de carpintería, cerrajería y centro cultural de los Martínez. En la foto, Dani Martínez, narrador de gran parte de los relatos incluidos en este blog.

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Ya hemos presentado a Francisco Féliz Feraud, el Pólvora Curtis, intranquilense honorario, vecino de Coronel Pringles, en “la provincia” (así le decían a la de Buenos Aires), honra y prez de exagerados. Para no dejarlo en desventaja frente a San Román, recordemos otra de sus creaciones:

“- Resulta ser que ya estaba metiéndome en casa, a la nochecita, y de repente el perro se pone a torear, fuerte. Y dale que toreaba. Al final fuí, a ver qué le pasaba. Y lo veo ladrándole a una cueva de peludo. Entonces meto la mano, y saco un peludo. Y dije “bueno, con esto salvao el hombre, ya está la comida de hoy”. Y me fuí de nuevo para adentro. Y al ratito nomás, otra vez el perro que toreaba. Hasta se ponía molesto de tanto torear. Cállese cuzco, le digo. Pero no, seguía y seguía. Me asomo de nuevo, y estaba otra vez ahí en la cueva ladrando. Meto la mano… otro peludo. Y al rato, otra vez lo mismo. Y para hacérsela corta, sin exagerar, uno atrás de otro, terminé sacando catorce peludos de esa misma cueva.”

(Narración de don Andrés Martínez.)

5 comentarios:

Lonicera dijo...

Pobres peludos...

Ramón Minieri dijo...

Efectivamente, Lonicera, pobrecitos! Sobre todo, teniendo en cuenta el procedimiento usual empleado para cazarlos, tanto en Villa Intranquila como en otras latitudes de esta República Chuleta. Gracias por tu comentario, en nombre de los derechos de estos sufridos animalitos. Ramón.

nestor dijo...

Muy buenas las historias..las leo siempre..saludos . Nestor . Colon ( Entre Rios )

Ramón Minieri dijo...

Gracias, Néstor! Tu saludo es un premio para mí. Ramón

MorganLeo dijo...

Supongo que se lavo la mano (o el dedo por lo menos) las catorce veces.
Un abrazo Ramon