sábado, 3 de abril de 2010

El primer quiosco virtual de la historia

(Reconstrucción histórica del primer quiosco virtual).


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Esta humilde Villa puede enorgullecerse de tener entre sus habitantes al inventor del quiosco imaginario.

Érase un joven de la localidad con cierta inclinación a la vagancia. Como el aire intranquilense ya no brindaba espacio a sus iniciativas de noctambulismo, amistad con damas de vida airada y consumo de bebidas destiladas, decidió buscar otros horizontes.

Para que su madre siguiera contribuyendo al financiamiento de sus actividades, le dijo que se iba a Buenos Aires a estudiar. Un orgullo para la familia.

Pasaron los meses, pasaron los años… y el muchacho seguía estudiando, sin resultados a la vista.

Finalmente le envió una carta a la mamá, para informarle que había decidido ponerse a trabajar, cosa de poder sustentarse y no producirle más gastos a ella.

“Por lo cual vieja, puse un quiosco de revistas en Avenida de Mayo. Claro que esto no es fácil ni barato. Tengo que pagar la llave de negocio, las primeras entregas de revistas, etc. etc. Pensaba si no podrás enviarme unos pesos para estos primeros gastos. Para que puedas ver, acá te mando la foto del quiosco.”

En la foto aparecía nuestro personaje, de pie al lado de un tablero donde había varias hileras superpuestas de revistas.

Tiempo después se supo que el quiosco era la puerta de un ropero de la pensión, sobre la cual el quiosquero virtual había colocado varios piolines sujetados con chinches, y allí las revistas.


(Relato de circulación general).

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En recuerdo del Gordo Simonetti, autor de la idea y único propietario de este quiosco.



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