jueves, 11 de diciembre de 2008

Precisión científica.

Foto: campos cerca de Villa Intranquila. Un jarillal, una vista de ese enorme cielo, que es nuestra primera riqueza... y las ansiadas nubecitas que no se deciden a dar lluvia.


Precisión científica – o relatividad de las estadísticas, ejemplo 2

Creo que fue Lord Chesterfield quien dijo que las estadísticas son una forma de mentira casi igual de convincente que las lágrimas de mujer – sólo que menos bella. Y si no fue el Lord, lo siento por él; debiera haberlo sido.

El empleado que el Negro Otermin tenía en su campo no estaba muy al tanto de las frases de Lord Chesterfield. Pero eso sí, tenía un claro sentido del deber, y de la exactitud en materia de cuentas.

Aquella mañana, después de una tarde y una noche lluviosas, el Negro llamó por radio al campo para saber cuántos milímetros del agua tan esperada habían caído; y el hombre, que ya había hecho la recorrida matutina, contestó sin dudar un instante:

- Noventa milímetros, don Otermin. Cambio.

El receptor sacó cuentas mentalmente. Caramba, si en el campo de Fulano habían caído 25, y en el de Mengano 32, y los dos estaban ahí cerca…

- Estás seguro che? Te fijaste bien en el pluviómetro? Cambio.

Pero todo se había hecho con precisión científica:

- Claro que sí, don. Miré los tres tarritos: el de la casa, el del potrero y el del otro cuadro. Treinta cada uno, son noventa en total. Cambio.




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