río. El cartel no aclara el lugar abarcado por la
prohibición. Da lugar a que algún intranquilense
alegue que no se baña... por orden del gobierno.
Mucho tiempo sin pasteles
Los Estrela de Buena Parada, poblado histórico de Villa Intranquila, son gente laboriosa. Con esfuerzo, la familia ha logrado que sus integrantes más jóvenes estudien y se luzcan en el secundario y en la universidad.
Desde ya que toda regla tiene su excepción. Para abonar esta regla que no tiene excepción, está el recuerdo de José Estrela, casado con doña Bartolina, a quien llamaban Bartola.
José era un organizador laboral nato. Él no era muy dado a las fatigas, pero todas las mañanas, dicen, ordenaba las tareas en la casa:
- Bueno, Bartola, vos andá y ordeñá las vacas, mientras yo espumo el puchero.
No fue hombre de andar mucho por ahí, en empleos lejanos. Más bien se quedaba en casa. Pero una vez agarró contrata para la esquila, y allá fue. Hay que decir, para quien no conoce el tema, que los hombres salían en la comparsa, integrada por esquiladores, cocineros, peones de patio y demás, y se perdían de vista por dos o tres meses. Iban de campo en campo, siguiendo un derrotero ya pautado antes de salir. Por ejemplo don Heber Farías, uno de estos esquiladores, llegaba con su comparsa hasta Río Gallegos. Y no era el único.
Bien pues, salió José el día señalado.
Olvidábamos señalar que para completar sus virtudes, era hombre de pocas pulgas, más bien lo que se llama “renegado”. Se supo después que en el primer campo al que fue la comparsa, cuando lo vieron en el patio con el facón al cinto, le recordaron que el dueño del campo no quería ver gente con cuchillo – para evitar esos encontronazos por alguna fruslería que solían darse entre varones. Se retobó José, y como no quiso quitarse el facón, se volvió para su casa.
A los dos días de su partida, estaba de regreso en el rancho. Y antes de saludar, mientras se apeaba, le dio una orden a su mujer:
- Che Bartola, hacete unos pasteles, que mientras estuve en la esquila no probé ni uno…
Mucho tiempo sin pasteles
Los Estrela de Buena Parada, poblado histórico de Villa Intranquila, son gente laboriosa. Con esfuerzo, la familia ha logrado que sus integrantes más jóvenes estudien y se luzcan en el secundario y en la universidad.
Desde ya que toda regla tiene su excepción. Para abonar esta regla que no tiene excepción, está el recuerdo de José Estrela, casado con doña Bartolina, a quien llamaban Bartola.
José era un organizador laboral nato. Él no era muy dado a las fatigas, pero todas las mañanas, dicen, ordenaba las tareas en la casa:
- Bueno, Bartola, vos andá y ordeñá las vacas, mientras yo espumo el puchero.
No fue hombre de andar mucho por ahí, en empleos lejanos. Más bien se quedaba en casa. Pero una vez agarró contrata para la esquila, y allá fue. Hay que decir, para quien no conoce el tema, que los hombres salían en la comparsa, integrada por esquiladores, cocineros, peones de patio y demás, y se perdían de vista por dos o tres meses. Iban de campo en campo, siguiendo un derrotero ya pautado antes de salir. Por ejemplo don Heber Farías, uno de estos esquiladores, llegaba con su comparsa hasta Río Gallegos. Y no era el único.
Bien pues, salió José el día señalado.
Olvidábamos señalar que para completar sus virtudes, era hombre de pocas pulgas, más bien lo que se llama “renegado”. Se supo después que en el primer campo al que fue la comparsa, cuando lo vieron en el patio con el facón al cinto, le recordaron que el dueño del campo no quería ver gente con cuchillo – para evitar esos encontronazos por alguna fruslería que solían darse entre varones. Se retobó José, y como no quiso quitarse el facón, se volvió para su casa.
A los dos días de su partida, estaba de regreso en el rancho. Y antes de saludar, mientras se apeaba, le dio una orden a su mujer:
- Che Bartola, hacete unos pasteles, que mientras estuve en la esquila no probé ni uno…
(Narrado por Miguel Ángel Martínez, un maestro de cuentos.)
1 comentario:
ja ja que personaje! De chico siempre escuche ese cuento en mi casa. Un abrazo.
Publicar un comentario