miércoles, 12 de noviembre de 2008

Dos de Titulo

Titulo y sus magníficos camiones

Titulo Trancamilla (el sobrenombre es efectivamente Titulo, palabra grave), era un pintoresco transportista de Villa Intranquila. Al igual que el aspecto personal del empresario, sus camiones se destacaban por lo descangallados: un alambrecito por aquí, una atadura por allá, el paragolpes colgando, una goma pelada… pero en fin, más o menos andaban.

Estas dos anécdotas se refieren a episodios vividos por él, y contados por alguno de sus sobrinos o conocidos.


“Tira lindo…”

Tío y sobrino venían a buena marcha desde el campo hacia el pueblo, por la ruta 22 – como quien viene de Choele, pasando la curva de Lami Dozo*.

De pronto, muy ufano, sintiendo lo livianito que andaba el vehículo, Titulo se dirigió al sobrino y alardeó:

- Tira lindo el forcito, eh?

Antes de responder, el sobrino miró hacia atrás. Espantado, le comunicó a Titulo:

- No tenemos el acoplado, tío! Lo hemos perdido por ahí…

La frase hecha “tira lindo el forcito, dijo Titulo” se utiliza todavía en la Villa, sea para referirse a vehículos o a quien se apresura a presumir de algo.

* La ruta 22 entre Villa Intranquila y Choele Choel fue diseñada como una recta implacable de 120 km. Pero en un lugar a cosa de 50 km de la Villa, se aprecia en ella una leve desviación. Se la ha bautizado “curva de Lami Dozo” en atención al apellido del ingeniero que aquel día marcó el rumbo con el teodolito. Hombre para nada abstemio, la memoria popular asegura que los vapores etílicos le hicieron desviar el trazado. (Referencia de Nery Caracotche).


“Que se olviden...!”

Conductor y ayudante venían en el camioncito bichoco, ya cerca del pueblo. Pero esta vez llegaban desde la orilla pampeana del río Colorado.

Para quien no conoce los alrededores de la Villa, señalemos que hay un desnivel de más de 40 metros entre el valle donde está este poblado, y la ribera pampeana por la que venía el camión de Titulo. Una bajada bastante pronunciada desde allí, desemboca en el puente carretero; más acá está Villa Intranquila, plácidamente extendida al costado del puente como gato haragán.

Titulo venía conduciendo el camioncito. Cuando encaró la bajada, apretó el freno para disminuir la velocidad. Bombeó infructuosamente, sintiendo en el pie esa incómoda sensación de vacío. Volvió a intentar el frenazo, una y otra vez, hasta que tuvo que aceptar que los frenos no funcionaban.

Entonces miró a su sobrino, aferró fuertemente el volante, miró al pueblo allá abajo, y pronunció una frase que se ha hecho célebre:

-Bueno, ahora… ¡que se olviden de Villa Intranquila!


(Episodios narrados por JAA y JAV).

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