Discurso de despedida
Cuentan, no sé si creerlo, que aquel presidente de la Sociedad Italiana de Villa Intranquila tenía que pronunciar el discurso de despedida para un finado cofrade.
Hombre de pocas palabras, y para más en un idioma que no manejaba con mucha fluidez, se paró cerca de la fosa, se acomodó el chaleco y dijo:
- Se ne ha ido l’amico Carmelo… e.. en nombre de la societá italiana… - Y dirigiéndose al empleado de la funeraria:
- En nombre de la societá italiana... Encacale la tapa.
Se escucha hasta hoy la frase “en nombre de la societá italiana, encacale la tapa”, para aludir a un asunto que quiere darse, mal o bien, por terminado.
Cuentan, no sé si creerlo, que aquel presidente de la Sociedad Italiana de Villa Intranquila tenía que pronunciar el discurso de despedida para un finado cofrade.
Hombre de pocas palabras, y para más en un idioma que no manejaba con mucha fluidez, se paró cerca de la fosa, se acomodó el chaleco y dijo:
- Se ne ha ido l’amico Carmelo… e.. en nombre de la societá italiana… - Y dirigiéndose al empleado de la funeraria:
- En nombre de la societá italiana... Encacale la tapa.
Se escucha hasta hoy la frase “en nombre de la societá italiana, encacale la tapa”, para aludir a un asunto que quiere darse, mal o bien, por terminado.
(Cuento de circulación general)
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