lunes, 20 de octubre de 2008

Cortesía, fórmulas y disparates

Cortesía, fórmulas y disparates


A veces, el intento de utilizar alguna forma de cortesía en el trato resulta desafortunado. Es el caso de un habitante de Villa Intranquila cuyo padre había fallecido. En la calle lo encontró un conocido, que le expresó su pésame y trató de disculparse:

- Perdoná, ese día no estaba en el pueblo y no pude ir al velatorio.

El deudo buscó la manera de que el otro no se sintiera incómodo:

- No te preocupes, che. No faltará oportunidad…

. . .

Caso similar, el de aquel hombre de campo que no era muy dado al roce social. Había pasado varios años sin ver a un amigo, hasta que por fin lo encuentra en una de sus venidas a la Villa. Para esto, el amigo no sólo se había casado, sino que ya tenía un hijo de ocho años de edad.

Queriendo quedar bien, el hombre de campo le dice al otro:

- Uhhh… ¡Pero este nene ya camina y todo!
(El primero es de circulación general; el segundo, aporte del amigo J.D.)

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