Lógica dialéctica
El célebre intendente don Enrique Sosa (aquel que disfrutaba de su cargo porque le permitía salir a dar vueltas con el camión de la comuna) estaba haciendo una visita de inspección al cementerio municipal.
Le disgustó ver el yuyal desaforado, lápidas desplomadas, letreros borrosos, plantas medio secas... No pudo contenerse y prorrumpió en un reproche al encargado de la necrópolis:
- Pero m’hijo, esto no puede ser… A ver si arregla un poco esto… ¡No es vida la que llevan los pobres muertos!
(Atribuido a don Enrique Sosa. De circulación general.)
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Hace 3 años
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